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La Emergencia Sanitaria por la que se atraviesa ha generado impactos en nuestras maneras habituales de vida, así mismo en el ejercicio de una profesión como la Abogacía, la cual se vio obligada a interrumpir su actividad, quedando así sólo un grupo mínimo de temas urgentes que se pudieron seguir trabajando con dificultades adicionales a la habituales.

Entiendo que veíamos acostumbrados a la presencialidad y a muchos rituales del ejercicio tradicional de la abogacía, que eran la regla, ahora no era un tema de cómo lidiar con las distancias ya que muchas veces estamos a cuadras, sino con el aislamiento obligatorio y el posterior distanciamiento social, entonces había que resolver y establecer nuevas reglas. Y me parece que aquí es donde aparecían los problemas o las dilaciones, cómo hacerlo, a quienes alcanzaban, cuando tiempo lleva la adaptación a las nuevas reglas, había que repensar el ejercicio de la abogacía y ser creativos y rápidos”, explicó la Ab. Fabiana Ozuna

Fabiana Ozuna y Alejandra María Despontin, ambas abogadas y docentes de la UGD, nos confiesan que uno de los grandes desafíos de la actualidad es la digitalización del proceso judicial.

“El Sistema de Gestión de Expedientes Digital tuvo que efectuar innumerables cambios, los que aún necesitan ajustes y generan mucha incertidumbre y diferencias de juzgado a juzgado. La imposibilidad de ver las causas es un motivo inmenso de preocupación y zozobra a la hora de ejercer la profesión que tiene vencimientos de plazos muy breves. Si bien la actividad judicial se reinició el 26 de mayo de 2020, las dificultades son inmensas y todo lo que deba hacerse fuera de la provincia es casi imposible concretarlo”, afirmó la Ab. Despotin.

A lo que Fabiana Ozuna agregó:

“Creo que como en todas las profesiones nos impulsó a repensar la forma de ejercer el derecho, las formas de hacer las cosas, de comunicarlas, ir de presencialidad a la virtualidad, el manejo de nuevas herramientas digitales que eran incipientes como el expediente y la firma digital, lidiar con la conectividad, incorporación de las nuevas herramientas tecnologías y brecha digital que muchas veces no es un tema generacional sino de costumbre, forma de hacer las cosas”

Este contexto recesivo nos ha llevado a desaprender y aprender de nuevo, contribuyendo a alcanzar algunos logros como la capacitación en tecnologías, y agilizar algunos procesos, pero aún queda mucho trabajo por hacer en materia de derechos.

“El ejercicio de las libertades individuales, la de transitar libremente o ejercer el comercio es un punto dramático, otros temas que ya existían se han exacerbado como ser la violencia de género y la violencia hacia los adultos mayores. En este último caso no sólo es física sino es por desatención o abandono. El costo del aislamiento en los adultos mayores es muy alto y, en un mundo que supone conexión y tecnología han quedado relegados y vulnerables a la brecha tecnológica y a delitos informáticos; lastimosamente hemos reportado muchos casos de estafas telefónicas a adultos mayores”, expresa Alejandra.

Ozuna coincide con su colega y agrega varios puntos más:

“Me preocupa el tema de la vulneración de los derechos de los adultos mayores, le pedimos que se conecten y hagan su trámite online, cuando muchas veces no tienen cómo o no saben cómo, sumado a que en muchos casos el aislamiento obligatorio dejó al descubierto situaciones o contextos familiares complejos y en algunos casos violentos. Por otro lado, está la problemática de los derechos de niños, niñas y adolescentes que en un contexto de aislamiento vieron interrumpida la comunicación con el progenitor no conviviente, que vive en otra provincia o país. Relacionado a ello, también me preocupa el derecho a la educación, su acceso en algunos lugares está restringido dado a que la conectividad es inestable o no hay o porque sólo tienen un pc o una notebook y son varios los miembros de la familia que tienen clases virtuales o deben conectarse por razones laborales. Asimismo, el derecho a trabajar y la tensión que observamos con respecto al derecho a la salud pública. Son muchas las actividades o profesiones que se vieron afectadas hasta obtener su habilitación con protocolo sanitario.”

La crisis a la que nos enfrentamos requiere de la Abogacía (además de las demás profesiones y oficios), así como también requerirá el tiempo de post pandemia para asegurar los derechos sociales de todos/as. Allí radica la importancia de reconocer hoy, 29 de agosto, así como todos los días, la noble tarea de estos/as profesionales que abogan por el equilibrio de una sociedad más justa.

Esta fecha se establece el 19 de diciembre de 1958 por la Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA) en recuerdo del nacimiento del letrado, jurista, economista, diputado, escritor y autor intelectual de la Constitución Argentina de 1853, Juan Bautista Alberdi, ocurrido en Tucumán en el año 1810.

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