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Año: 2015

Autora: Carla Juaçaba. Colaborador Asociado: Diego Portas. Arquitectos: Bruno de Oliveira, Núbia Nemezio, Laura Aspiroz y Rodgrio Calvino. Pasantes: Rodrigo Messina y Carlinhos Zebulun

Participación

Nombre de la propuesta:

Memoria de proyecto:

Problema central: ¿cómo habitar el bosque? En lugar de afirmar la oposición entre naturaleza y urbanidad, la cuestión es crear un lugar, tener un lugar en este espacio que es el bosque. No tener el bosque al lado, no sólo observarlo. El problema central es vivirlo. La pregunta organiza el proyecto, que no se conforma con un supuesto dominio de la naturaleza. El medio ambiente debe estar intacto: es la base de un entorno intelectual próspero. Por lo tanto, un cierto orden en un cierto caos. La selva tropical debe inspirar la reflexión, en el diseño y después.

Un cierto orden: la plantación de pilares. Dispuestas de forma regular, acomodan los edificios, descansando piezas enteras en sus intervalos. Los postes, que se elevan por encima de las copas de los árboles, captan la luz del día. Y por la noche miran hacia abajo, devolviendo la luz para iluminar los caminos. El relieve del terreno es copiado por los postes, que replican una especie de nube de luminarias sobre las copas de los árboles. Los edificios no tocan el suelo. Más bien, están suspendidos de los pilares. El viento corre por debajo de ellos. La vida en el suelo está reservada a la humedad, a las plantas, a los animales y a las personas, que se mueven libremente, yendo suavemente por el plano inclinado, bajando lentamente las escaleras.

El suelo, común a todos, iguala vidas y edificios. Los senderos de la red favorecen los encuentros fortuitos y frecuentes. El proyecto es prometedor: cruces aleatorios en las mesetas y una pizarra. A un lado, al otro, más abajo: el bosque. Un cierto orden y un cierto caos.

Los edificios tienen funciones, pero sus lugares no están totalmente determinados. La trama de pilares permite la flexibilidad, deja que el tiempo haga su trabajo. Como principio, las funciones institucionales, vitales, en grandes edificios que culminan en la cantera, que rodea la biblioteca. A un lado, oficinas y casas encaramadas en pilares. Vistos desde abajo, flotan entre los árboles. En el otro, descansa el edificio del restaurante. Al otro lado, los dormitorios. Los edificios están rodeados de placas perforadas, filtros artificiales que imitan las hojas de los árboles. Se aprende de lo que ya existe.

El proyecto sube a la montaña. Al hacerlo, respeta la topografía existente y crea otra. Y así garantiza los espacios vacíos, los silencios necesarios, los huecos. Crea una urbanidad posible y pacífica, realiza una utopía.

Los suelos y las terrazas son del color de la arcilla, los coches están escondidos. Los vecinos, humanos y no humanos, están protegidos de ellos y de sus ruidos. La urbanidad, aquí, es de otro orden. Los caminos del pensamiento encuentran protección. También los árboles autóctonos. Se ahorra energía, se construye de forma esencial y directa.

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